martes, 15 de diciembre de 2015

Maya, Ilusión.

Cuanto más nos adentramos en las filosofías religiosas, esotéricas… más nos insisten en la necesidad de descubrir la autentica realidad, y reconocer que nuestro mundo es ilusorio. Sin la vivencia de este reconocimiento, llega un punto en el que no hay más progreso espiritual.
Imaginemos dos mujeres de la misma edad y condición socio/cultural/económica que van al cine, ambas solas pero a la misma sesión, a ver la película en las mismas condiciones. Como es gratis las incluimos el pack de tanque de refresco y sus palomitas.
Una de ellas tiene la siguiente experiencia; no es muy fan de los refrescos, y las palomitas la terminan saturando, así que a lo largo de la pelí se cansa de ellas y las deja, el actor principal la recuerda a un exnovio, así que aun siendo uno de los hombre mas atractivos a ella no la dice nada, sin embargo se siente identificada con la protagonista, eso da un enfoque concreto a su lectura de la película.
La otra mujer esta encantada con el kit refresco/palomitas, se enamora del actor principal en cuanto le ve, y sin embargo la actriz protagonista la parece una bruja.
Si pedimos a la salida del cine, a ambas mujeres que nos describan la película, podría haber tantas diferencias en sus descripciones que pensaríamos que han visto películas diferentes.
Partiendo de algo concreto, como es la película, la realidad de ambas mujeres es diferente. Cual de ambas realidades es la verdadera? Ninguna. Las dos son proyecciones de sus estados emocionales, que a su vez son proyecciones de su consciente particular o Ego. Por lo tanto, ni las experiencias vividas en torno a la película, ni los sujetos que viven dichas experiencias, son carentes de verdadera realidad. O lo que es igual, son Maya, ilusión.
El ejemplo del cine puede parecer muy simple, dando pie a pensar que en este mundo hay hechos que son reales por igual para todas las personas. Pero si analizamos bien esos posibles hechos, acontecimientos, lo que sea, por más convencidos que estemos, si ponemos nuestra atención en ellos, veremos que siempre, siempre, toda experiencia es meramente subjetiva. Y puesto que el sujeto también carece de realidad, es por lo tanto ilusoria. Aquí sería el momento perfecto para citar a cualquier gran maestro oriental que apuntale tal afirmación. Sin embargo creo que es mejor ir a alguien más cercano para nosotros; Según la Teoría de Campo de Einstein, el universo es un campo único de energía, un continuo sin espacios vacíos ni interrupciones que puede ser caracterizado como absoluta plenitud. Por su parte, las hipótesis físicas más recientes —tales como las Teorías de Superunificación o la Teoría Holonómica de David Bohm, y así sucesivamente— no hacen más que llevar a su extremo esta visión del universo como continuo libre de multiplicidad, carente de divisiones intrínsecas o substanciales, y privado de interrupciones o espacios vacíos —una visión que, de ser correcta, implicaría que nuestra percepción del cosmos como una multiplicidad de substancias constituye un error. Elias Capriles Budismo y Dzogchen
Lo que nos viene a decir es que no hay diferencia entre nosotros y lo que nos rodea, entre el observador y lo observado, no hay un YO REAL, diferenciado, individual. Es todo una proyección de nuestro Ego, de lo que pensamos que somos pero que no somos.
Y es aquí, donde nos encontramos con el rompecabezas que hay que resolver para continuar con el desarrollo de sí mismo, el auto-conocimiento, o el religarse con lo sagrado. Para toda una vida.

No hay comentarios: