lunes, 29 de noviembre de 2010

Meditación


Cuando el agua de un lago está agitada, todos los sedimentos del fondo se levantan, el agua se vuelve turbia y no se ve en profundidad.

Si el lago está en calma, los sedimentos se precipitan al fondo dejando el agua pura y clara, y llegando a ver en profundidad como es la verdadera realidad del fondo del lago.

Así es en la mente, si está en calma se vuelve pura, y se puede ver con absoluta claridad llegando a conocer la verdadera realidad.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La enseñanza más valiosa.

Ya estaba listo. Habían pasado más de veinte años desde que mi Maestro me tomo por discípulo. Desde entonces he atendido junto a él a infinidad de pacientes, y he aprendido a reconocer como era la salud de aquellos por medio de diferentes síntomas; según sus movimientos, el color de la tez, la lengua, la articulación de sus palabras, sus olores, el pulso…
Y de pronto, el Maestro me plantea un cambio. Ya estoy listo y puedo emprender el vuelo, me dijo. Pero antes de partir debo contestarle una última pregunta. ¿Por qué jamás, estudie todo lo que estudie, aprenda todo lo que aprenda, porqué nunca seré capaz de sanar a nadie?
La pregunta en sí ya me dejo frío. Mi Maestro no suele usar términos como jamás o nunca. Y de pronto en una misma frase hace tanto hincapié en un concepto del que no suele ser muy amigo. Por otra parte me vi tan desconcertado que le solicite unos días de retiro para buscar la respuesta. Me los concedió y partí.
Me fui a un rincón del bosque. Uno de esos lugares junto a un río que tanto me han gustado siempre, donde puedo pensar en la tranquilidad de la naturaleza.
Pasaron varios días. No abrí ni un solo libro, ni hable con persona alguna, sabía que esa respuesta ya la tenía y solo debía encontrarla dentro de mí. Al cabo de este tiempo regrese.
-Maestro. Creo saber la respuesta.- Le comente.
- (Contesto, como muchas veces con un solemne silencio y una invitación con la mirada para que me animase a responder)
- Así que comencé a contarle las conclusiones a las que llegue tras varios días de meditación y reflexiones:
Bien, tal y como se ve en el momento que me llega dicha pregunta, como ultima parte de mi formación debe tratar ciertos asuntos de una importancia reveladora. Pero lo primero que me ha desencajado, que en estos años de aprendizaje y prácticas, muchos de los pacientes con los que he trabajado, han evolucionado muy favorablemente. Llegando en casos a recobrar una plena salud. Sin embargo en dicha pregunta no solo se ignora este detalle, si no que se niegan ciertas capacidades adquiridas.
Supongo que en un lenguaje coloquial, bien puedo decir que efectivamente ya he curado o sanado a multitud de pacientes. Entonces bien, a partir de ahí veo que debo hacer una distinción entre el lenguaje coloquial como forma de hablar y el lenguaje interior, en el cual si que debo reconocer que en ningún momento he sanado ni sanare a nadie. Y debo comprender e interiorizar dicha afirmación de manera categórica. (De ahí el uso de las palabras jamás y nunca que empleo el Maestro en la pregunta).
Si pensara en lo contrario. En que en mi reside el poder de sanar, o que yo tengo un don, o que por los conocimientos adquiridos dispongo de una posición como para sanar. Es indudable que caería en un grave error, ya que perdería la perspectiva de la realidad, perdiendo el centro de referencia, anteponiendo mi propio ego, como centro. Despertaría a un plano egocéntrico de la vida. Y eso me apartaría de la verdadera realidad. Comprendo entonces que el centro es algo infinitamente superior a mí. Es un campo que no puedo abarcar en su totalidad, pero en el que estoy inmiscuido. Y por lo tanto debo permanecer humilde. Esa es la primera gran enseñanza. La humildad.
Una vez comprendido esto, veo que el Ego es una trampa que nos mantiene sujetos a un mundo material. Sin embargo, el mundo real está por encima de ese mundo material, es el tejido que sustenta la forma. Pero que no tiene forma, ni tiempo. No se puede medir ni cuantificar. Sin embargo sí que hay una evidencia que se manifiesta como información o función. Es como si dijéramos que las personas no somos lo que definen nuestras formas, si no lo que dicen nuestras acciones. Por lo tanto, en este caso, mis actos van encaminados a la sanación. Por lo que debo dedicar todos mis actos al propósito de esa fuerza suprema que ocupa por derecho propio esa posición de centro. Y entender que lo único que está en mi mano es hacer o no, lo que debo hacer. Independientemente del resultado. Y que este, no es una consecuencia directa de mis actos, si no un cúmulo de circunstancias que están todas ellas por encima de mí, y lo único que yo he hecho, ha sido siempre una pequeña contribución.
De todo esto me quedan dos valiosas lecciones: La primera como ya dije es la humildad. Y la segunda es no dejar que el Ego me dirija.
Cuando terminé con mis explicaciones respondió:
- Demasiadas palabras. Cuando logres mayor conocimiento serás capaz de sintetizar más tus ideas.
En cuanto al mensaje de tu respuesta. Estás en lo cierto. Ahora comprendes. Pero no debes limitar esta comprensión a tu conocimiento intelectual. Si no que debes interiorizarla de manera que forme parte de ti.
Ahora estás listo. Mañana emprenderás tu camino.