“Y la
vida me confío este secreto; contemplad, me dijo, yo soy eso que siempre debe
superarse a sí mismo”.
jueves, 21 de febrero de 2013
Friedrich Nietzsche
Recuerdo
esta frase de leerla en una revista en 2008, y me dejo impresionado. La he
tenido como ejemplo. De manera que si en algún momento tenía la necesidad de
sentirme “vivo” la recordaba, y la usaba a modo de trampolín para coger
carrerilla y superarme a mí mismo. Sin embargo anoche en una reflexión me di
cuenta de lo siguiente: La vida, como tal, siempre se supera a sí misma de
forma natural, sin esfuerzos aparentes, como por arte de magia, pero una magia
surgida desde la sencillez.
El
hombre corriente, debe cumplir dos requisitos fundamentales, que de principio
son la oposición natural para nuestra propia superación; el trabajo consciente
y el esfuerzo voluntario. Que implícitamente conllevan sacrificios, luchas
internas… cuando menos, sino llegan a estados de angustia, obsesiones, amargura…
Sin
embargo cuando un hombre corriente supera todas esas dificultades e
impedimentos, llega de pronto a un período en el que superarse a sí mismo
sucede de forma natural, como la vida misma, y en vez de esfuerzo, supone gozo
y paz. Ya que se ha logrado un estado en el que por fin la vida es real.
Publicado por
Carlos Armesto Alvarez
en
18:09
0
comentarios
Etiquetas: Friedrich Nietzsche, superarse, vida
martes, 19 de febrero de 2013
El despertar del Rey
Después de mi último artículo en el que hablaba de
las castas, y como debíamos despertar a cuatro estados distintos de conciencia
durante el día; Brahmán, Príncipe, Comerciante, y Siervo. Hoy voy ha hablar un poco más en profundidad
del segundo peldaño. Pero esta vez no como Príncipe, si no como Rey, ya que es
una enseñanza recogida del Señor de los anillos.

Si nos fijamos, de los cuatro roles que debemos
cumplir diariamente, el más difícil es el del Príncipe. Ese luchador interior a
veces se despierta derrotado, cuando no está en el olvido de un rincón de
nuestra conciencia. El Brahmán está ahí, puede estar más o menos activo y más o
menos despierto. El Comerciante es el que está más presente. Y el Siervo también
suele aparecer con el curso del día. Pero el Príncipe… ese yo interno inconformista,
luchador, perfeccionista…
El despertar del Rey, está basado en la escena de
la película en que Gandalf, ya convertido en Mago Blanco, saca a Theomer de los
influjos de Grima y Saruman. Theomer sin duda representa ese personaje interno que
hasta ahora he presentado como Príncipe.
Muchas veces nos olvidamos de cómo puede haber
contenido un significado alegórico en una obra que nos resulta de lo más
familiar, y perdemos así la oportunidad de aprender o de crecer por ese desconocimiento.
El mundo que representa la historia de “El Señor
de los anillos” bien puede representar todo el mundo interno de cualquier
persona. La escena en cuestión, nos muestra a un Rey vencido y poseído, que
gobierna por inercia y bajo el influjo de una fuerza mayor que le lleva a la
ceguera y la ignorancia. Por esa falta de conciencia y consciencia, el imperio
va en declive, y puesto que él mismo no ve el problema, nadie cercano puede
ayudarle.

Publicado por
Carlos Armesto Alvarez
en
19:34
0
comentarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)