Todos conocemos la Esvástica en nuestra cultura, gracias a los Nazis ha quedado como representante de un grupo radical violento. Sin embargo su origen dista mucho del conocimiento que hoy tenemos de dicho símbolo. Como de otros muchos.
La mas antigua de cuantas se han hallado, se encontro pintada en una cueva paleolítica hace aproximadamente unos 10.000 años. Y su uso, aún sin ser exclusivo, es mayoritario entre hindúes, budistas y jainistas. Sin embargo digo que no era exclusivo ya que en sus tiempos gloriosos las usaron también; los chinos, griegos, indios de america, tanto del norte, centro y del sur, el pueblo de Israel, los romanos, cristianos europeos, las tribus germánicas… Y en todas las culturas era usado como un símbolo que atraía la fortuna. Los jainistas marcaban este símbolo al principio de sus libros de cuentas, esperando así que estas fuesen de lo más rentable.
Me llama la atención que culturas tan distanciadas geográfica y temporalmente, compartan la mayoría de la simbología que usaban, es decir, que los símbolos como una manera de conectar o de atraer estas fuerzas sutiles de la naturaleza, eran conocidos por todas las culturas antiguas. Y fuesen descubiertos por si mismos, por sus estilos de vida y por su conexión con las divinidades, las fuerzas creadoras o su cercanía a la naturaleza.
Hoy en día, en cambio, estamos perdidos en ese mundo de simbología y conexión con las fuerzas sutiles de la naturaleza. Nos adueñamos, esclavos de un afán de posesión, de los símbolos de las antiguas culturas, usando sus herramientas equívocamente puesto que no nos preocupamos en desentrañar sus conocimientos. Buscamos, en el peor de los casos, sus aplicaciones para fines personales, en lugar de pensar en el bien de una comunidad.
Hay un leguaje perdido en los símbolos, sin embargo y a pesar de no conocer dichas claves, su mensaje y su fuerza es muy grande, pues ha marcado históricamente las relaciones del hombre con su entorno. Así pues, si consideramos de provecho que dichas relaciones se recuperen, debemos observar bien los símbolos que nos rodean, estudiarlos y comprenderlos, y comprenderemos con mayor claridad nuestro pasado.