Esta historia viene de hace un
tiempo. Cuando mi hija mayor que en un par de meses cumple los 6 años, vio por
primera vez la película de Hercules de Disney. La encantó, especialmente cuando
el personaje se vuelve “cachas” gracias al entrenamiento de Phil, y cuando
llega ese final “made in Disney” y renuncia al Olimpo para seguir junto a Meg.
Así fue como la película dejo una gran huella en mi hija.
A partir de esa experiencia,
cada vez que yo volvía a casa tras mi sesión de rodaje (running para los
modernos) ella siempre me preguntaba; ¿Papa, has ganado a Mercules? La primera
vez me sorprendió tanto que automáticamente dije que no. ¿Como iba yo a ganar a
un personaje como Hercules? Pero tampoco la dije que eso no podría ser porque
Hercules es un personaje mitológico.
La siguiente vez sucedió lo
mismo, ella hizo su pregunta, y yo mi respuesta de padre encasillado. Pero
luego empecé a maquinar. No podía seguir así mucho tiempo, porque entonces ¿Que
iba a pensar mi hija sobre su padre? ¿Que era un piltrafilla? Estaba bien ser
sensato, pero un padre es un padre, y con una niña de 4 años creo que hay que
dar lugar a la fantasía, y porque no, aprovechar la situación. Por lo que
decidí que Hercules era un registro de espacio/tiempo, es decir, cuando salgo a
correr, en función a mi estado de forma siempre tengo unos tiempos por
kilometro como referencia a batir. Bien, pues ese era nuestro “Mercules”.
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