Mi abuelo. Fuera de la familia siempre
será El Señor Alvarez, pero los de casa tenemos otros privilegios. Como la
mayoría de personas de su edad, y de nuestro país, tiene una historia muy
interesante. Han vivido una post guerra, una dictadura, y ven con sus propios
ojos como puede desarrollarse un país en poco tiempo.
Y quizá debido a tales circunstancias que
mi abuelo supo desde joven lanzarse al vacío, tomarse su vida con
independencia, ilusión y convencido de sus posibilidades. Y hoy en día, tras
una vida dedicada a su familia, que los que le seguimos podemos disfrutar de
más de un privilegio por haberle tenido allanándonos el camino.
Siempre le he visto como una persona de
la que tomar ejemplo. Y no solo en lo profesional, sino en la manera de enfocar
las cosas, la vida. En como ser comedido con lo que se hace… la verdad que
podría decir un buen numero de ejemplos. Al igual que podría resumir una vida
llena de meritos y triunfos. Pero en este caso, creo que lo más pequeño, o lo
que a la vista parece más insignificante, es al tiempo lo más grande. Dos
detalles, o cualidades que últimamente he admirado mucho en él; el buen humor,
y el sentido de la curiosidad.
No creo que pase un día en que mi abuelo
no disfrute de una buena carcajada. Y eso está más que garantizado si al cabo
del día coincide con alguien de la familia. Seguro que en algún momento
aprovecha para hacer una broma, crear una situación un tanto cómica, o tomarnos
el pelo a toda la familia como hizo este año en la cena de nochebuena.
Aprovechando a demás su broma para lograr que el resto de la familia desistiera
de insistirle en algo que él no quería. Y no solo lo consiguió sino que nos
hizo reír a todos. Y eso que como todo el mundo tiene sus días en lo que reír
puede ser todo un desafío; hay muchas gestiones con sus correspondientes
preocupaciones que las sigue realizando él personalmente. A parte de la labor
diplomática que realiza en el círculo familiar, en el que además, por la
delicadeza del entorno, cualquier diferencia conlleva una ligera complicación.
Sin embargo tenemos la suerte de contar con él, siempre, para lo que sea, y
beneficiarnos gracias a su generosidad, de un rato de buen humor. Por si el
resto fuera poco.
El
otro detalle me sorprende aún más, ya que me disgusta bastante cuando alguien
justifica que por su edad no pueda hacer o aprender algo. Ese no es mi abuelo,
sin duda. No caerá aparato en sus manos que no le quite el sueño hasta que sea
capaz de utilizarlo. Y no es arrogante, puede que él solo no de con la
solución, que necesite ayuda o una explicación. Pero basta con que alguien le
facilite tales cosas para que enseguida ponga en práctica lo que le han
contado, practique el aprendizaje el número de veces necesario hasta que tenga
el tema controlado. Es algo que admiro mucho en él. Por momentos pensé que
perder ese interés y esa curiosidad, y acomodarte en una actitud de dependencia
cada vez mayor a que te den todo hecho, porque con el tiempo cada vez somos más
torpes y perdemos las capacidades, era algo irremediable que nos pasaría a
todos con el tiempo. Sin embargo, y gracias una vez más a mi abuelo, se que no
es así, y que podemos mantenernos eternamente jóvenes, bromistas y curiosos a
pesar de los años que tengamos. Eso sí, requiere esfuerzo, como todo lo que ha
logrado él, supone un esfuerzo. Pero merece la pena, basta estar un tiempo con
él para saber que es así.
Alguien dijo que el momento en que se
pierde la juventud, es el momento en que se pierde la curiosidad. Y debe ser
cierto, cuando volvió de Benidorm a pasar las navidades, le llevaba en coche a
medio día para ir a comer. Cuando se bajó del coche, me guiño el ojo y
sonriendo me dijo… Y has visto? Hace días que voy sin bastón!