domingo, 11 de octubre de 2009

Aproximándome a Dios. Segunda parte.2/3.

Bien, ahí creo que influye en gran medida el desarrollo mental. Recuerdo de pequeño cuando me hablaban de la capacidad que tenían los animales para prever algún cambio, intuir una situación de riesgo, añadían siempre que el hombre había perdido todos esos instintos. Pero no es así. No los hemos perdido, los hemos enterrado en el fondo de nuestra mente. Realmente somos más perfectos que cualquier cosa que el propio hombre llegue a crear nunca. Y así lo van descubriendo quienes estudian cualquier parte del ser humano. Un simple documental de medicina, para aquellos que no somos conocedores del tema, nos deja boquiabiertos. Ver la capacidad de procesos químicos, biológicos, mecánicos, eléctricos, etc que suceden a cada instante en nuestro interior, y que por lo general están perfectamente coordinados, es cuando menos asombroso, por no decir milagroso.
Pero como decía, somos victimas de nuestro desarrollo mental. Supongamos, porque todo esto es un suponer que puede estar más o menos cerca de la realidad, pero como comencé diciendo, no deja de ser parte de un pasatiempo el pensar y desentrañar el lugar que ocupamos y donde estamos…. Entonces supongamos que al tomar consciencia por primera vez, aquel primer hombre, o mujer, y es que alguien tuvo que ser el primero. Se dio cuenta de que… soy inteligente! Efectivamente, sí, así somos, y que le vamos a hacer, aceptarlo y vivir en consecuencia. Con lo cual, al igual que pasa hoy en día, realmente lo que hoy vivimos empezó en aquel instante. El hombre comenzó a desarrollar sistemas que le hacían la vida más cómoda. Empezando por agruparse para defenderse de sus predadores. A idear mecanismo que facilitasen el trabajo… todo en busca de su comodidad. Hasta que de pronto, fue nuestra mente la que también se hizo cómoda. Y se limito a aquello a lo que se la acostumbraba. Desarrollar un tipo de inteligencia en contra de ir atrofiando gran parte de su sensibilidad. De manera que aquel acontecimiento marco en gran medida la relación del hombre con Dios y su espiritualidad.
Otro hecho significativo ha sido la cantidad de atributos que se han achacado a la figura de Yavé. De manera que casi se ha creado una falsa expectativa en torno a él, dando lugar a diversos desengaños por parte de muchos hombres. Creo que tal como lo planteaban los hebreos estaba bastante bien enfocado. Digamos que Dios tan solo es una fuerza de creación, que no es poco, una especie de magnetismo, de ordenación que hace que todo funcione como funciona no por casualidad. Si no porque algo, él, así lo ha establecido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"El hombre comenzó a desarrollar sistemas que le hacían la vida más cómoda. Empezando por agruparse para defenderse de sus predadores"

Yo no creo que fuera por comodidad, sino por supervivencia. Comodidades son el grifo, el sofá, el coche...

Carlos Armesto Alvarez dijo...

Cierto que su agrupación garantizaba su supervivencia. Pero tambien esta vinculada a una tendencia evolutiva que nos ha dado el grifo, el sofá, el coche, y otras muchas necesidades que a día de hoy surgen dudas a cerca de si... ¿Son realmente necesarias todas esas cosas? Muchas de las cuales condicionan nuestra forma de vida, y nos atan a creditos, prestamos e hipotecas... Vivimos como dirigidos por una sociedad que nos va llevando a situaciones que a veces la gente no se ha planteado, o no le ha dejado más alternativa que verse atado a infinidad de cosas que son realmente innecesarias...
En cualquier caso es bueno que la gente te pueda señalar cuando o en que articulo no has estado todo lo fino que se debería. Quiza el ejemplo que señalas no es el más acertado (por mi parte). Aunque la idea creo que se entiende y sigo firme en ella.
En cualquier caso gracias por entrar en Padme.
Un saludo.

Anónimo dijo...

"Digamos que Dios es una fuerza de creación,una especie de magnetismo, de ordenación que hace que todo funcione como funciona no por casualidad, sino porque algo, Él, así lo ha establecido."

Esta parte, por ejemplo, me parece bellísima.

(L'anónima de antes)