martes, 2 de diciembre de 2014
Come menos, vive más.
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Etiquetas: Bruce H. Lipton
martes, 25 de noviembre de 2014
SIDDHARTA
Publicado por Carlos Armesto Alvarez en 16:11 0 comentarios
miércoles, 19 de noviembre de 2014
viernes, 10 de octubre de 2014
Los seis consejos de Tilopa
Publicado por Carlos Armesto Alvarez en 16:08 0 comentarios
Etiquetas: Tilopa
viernes, 3 de octubre de 2014
lunes, 11 de agosto de 2014
Ciencia VS Tradición
Publicado por Carlos Armesto Alvarez en 16:32 0 comentarios
Etiquetas: Ciencia, religión, tecnologia, tradición
martes, 10 de junio de 2014
El Arte de Vivir
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lunes, 28 de abril de 2014
LLuvia
Siento la tardanza. Sin embargo por el momento me encuentro demasiado centrado en otros temas como para atender el Blog. Así que por ahora voy a colgar uno de mis antiguos escritos, que espero os guste:
Seguro que a todo el mundo nos gusta como huele después de haber llovido. Huele a nostalgia. Hay pocas cosas tan agradables como salir a pasear por el campo en medio de una lluvia de estas finas, tímidas que apenas calan pero que inundan todo de una calidez sobrecogedora. Son días de regalo, y hay que disfrutarlos. Buscar a tu pareja y marchar al campo a dar un paseo tranquilamente. Comentar esas cosas que
nos salen cuando estamos relajados, a gusto con nosotros y con ese ambiente que nos rodea. Pasear y pasear con rumbo a ningún sitio, hasta que poco a poco te encuentras calado.
Y entonces empieza el verdadero disfrute de la lluvia;
Ponerte a resguardo; llegar a casa, al calor del hogar, desnudarte y compartir una ducha caliente, una ducha interminable de la que sales casi de aburrimiento.
La lluvia es algo mágico. En el momento que sucede el cielo y la tierra se comunican. El cielo se resquebraja, se abre en dos y se entrega por completo a la tierra, esta lo recibe ansiosa, muchas veces se deshace y se siente bautizada y bendecida de tan plena entrega. El aire portador de esa agua se limpia y se
purifica. Se recarga, se llena de aromas y fragancias y nos contagia a cuantos seres de el dependemos con una energía de lo mas armoniosa.
Saliendo de la ducha no hay mejor cosa que hacer, mejor entretenimiento que dedicarse a calentar las sabanas bajo la dulce música celestial, en medio de la sinfonía acuática que nos brindan cielo y tierra gozamos de los placeres de alcoba en la más querida de nuestras compañías. Penetrando y penetrando en la intimidad, en el sentir, en el alma y el espíritu de nuestra pareja. Nos abrimos como el cielo, olvidándonos de quienes somos, nos entregamos por completo hasta albergar dudas de cual de los dos cuerpos que yacen sobre la cama es el nuestro.
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Etiquetas: LLuvia
jueves, 27 de febrero de 2014
Meditaciones de Marco Aurelio. 2.
ni loco apasionamiento. La autosuficiencia en todo y la serenidad. La previsión desde lejos y la regulación previa de los detalles más insignificantes sin escenas trágicas. La represión de las aclamaciones y de toda adulación dirigida a su persona. El velar constantemente por las necesidades del Imperio. La administración de los recursos públicos y la tolerancia ante la crítica en cualquiera de estas materias; ningún temor
supersticioso respecto a los dioses ni disposición para captar el favor de los hombres mediante agasajos o lisonjas al pueblo; por el contrario, sobriedad en todo y firmeza, ausencia absoluta de gustos vulgares y de deseo innovador. El uso de los bienes que contribuyen a una vida fácil y la Fortuna se los había deparado en abundancia, sin orgullo y a la vez sin pretextos, de manera que los acogía con naturalidad, cuando los tenía, pero no sentía necesidad de ellos, cuando le faltaban. El hecho de que nadie hubiese podidotacharle de sofista, bufón o pedante; por el contrarío, era tenido por hombre maduro, completo, inaccesible a la adulación, capaz de estar al frente de los asuntos propios y ajenos. Además, el aprecio por quienes filosofan de verdad, sin ofender a los demás ni dejarse tampoco embaucar por ellos; más todavía, su trato afable y buen humor, pero no en exceso. El cuidado moderado del propio cuerpo, no como quien ama la vida, ni con
coquetería ni tampoco negligentemente, sino de manera que, gracias a su cuidado personal, en contadísimas ocasiones tuvo necesidad de asistencia médica, de fármacos o emplastos. Y especialmente, su complacencia, exenta de envidia, en los que poseían alguna facultad, por ejemplo, la facilidad de expresión, el conocimiento de la historia, de las leyes, de las costumbres o de cualquier otra materia; su ahínco en ayudarles para que cada uno consiguiera los honores acordes a su peculiar excelencia; procediendo en todo
según las tradiciones ancestrales, pero procurando no hacer ostentación ni siquiera de esto: de velar por dichas tradiciones. Además, no era propicio a desplazarse ni a agitarse fácilmente, sino que gustaba de permanecer en los mismos lugares y ocupaciones. E inmediatamente, después de los agudos dolores de cabeza, rejuvenecido y en plenas facultades, se entregaba a las tareas habituales. El no tener muchos secretos, sino muy pocos, excepcionalmente, y sólo sobre asuntos de Estado. Su sagacidad y mesura en la
celebración de fiestas, en la construcción de obras públicas, en las asignaciones y en otras cosas semejantes, es propia de una persona que mira exclusivamente lo que debe hacerse, sin tener en cuenta la aprobación popular a las obras realizadas. Ni baños a destiempo, ni amor a la construcción de casas, ni preocupación por las comidas, ni por las telas, ni por el color de los vestidos, ni por el buen aspecto de sus servidores; el vestido que llevaba procedía de su casa de campo en Lorio, y la mayoría de sus enseres, de la que
tenía en Lanuvio. ¡Cómo trató al recaudador de impuestos en Túsculo que le hacía reclamaciones! Y todo su carácter era así; no fue ni cruel, ni hosco, ni duro, de manera que jamás se habría podido decir de él: «Ya suda», sino que todo lo había calculado con exactitud, como si le sobrara tiempo, sin turbación, sin desorden, con firmeza, concertadamente. Y encajaría bien en él lo que se recuerda de Sócrates: que era capaz de abstenerse y disfrutar de aquellos bienes, cuya privación debilita a la mayor parte, mientras que su disfrute les hace abandonarse a ellos. Su vigor físico y su resistencia, y la sobriedad en ambos casos son propiedades de un hombre que tiene un alma equilibrada e invencible, como mostró durante la enfermedad que le llevó a la muerte.
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martes, 18 de febrero de 2014
Meditaciones de Marco Aurelio.
15. De Máximo: el dominio de sí mismo y no dejarse arrastrar por nada; el buen ánimo en todas las circunstancias y especialmente en las enfermedades; la moderación de carácter, dulce y a la vez grave; la ejecución sin refunfuñar de las tareas propuestas; la confianza de todos en él, porque sus palabras respondían a sus pensamientos y en sus actuaciones procedía sin mala fe; el no sorprenderse ni arredrarse; en ningún caso precipitación o lentitud, ni impotencia, ni abatimiento, ni risa a carcajadas, seguidas de accesos de ira o de recelo. La beneficencia, el perdón y la sinceridad; el dar la impresión de hombre recto e inflexible más bien que corregido; que nadie se creyera menospreciado por él ni sospechara que se consideraba superior a él; su amabilidad en la vida de sociedad.
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