martes, 24 de septiembre de 2013

Maestro Eckhart

Toda la perfección del hombre consiste en alejarse y en despojarse de la criatura; en comportarse uniformemente en y hacia todas las cosas, non ser abatido por las adversidades, no exaltarse en la fortuna, no alegrarse o temer o gozar de una cosa más que de otra… También si esto parece arduo y difícil, en cambio es absolutamente leve y necesario; leve sobre todo porque cuando se ha gustado el espíritu, se pierde el sabor de toda carne. De hecho, el inconmensurable gusto de Dios anula todo lo demás. Secundariamente porque, en efecto, para quien ama de verdad, todas las cosas son un puro nada, fuera de Dios, en cuanto fuera del ser.