jueves, 21 de junio de 2012

Cúreme Doctor!

La verdad que no sé cuando hemos llegado a este punto. No sé si es algo que nos viene de muy atrás en el tiempo, o ha surgido en nosotros, los humanos, hace relativamente poco. El caso es que incluso, o quizá en este aspecto más que en otros, que tiramos balones fuera, y nos eximimos de nuestra responsabilidad de estar sanos.
Antiguamente había culturas en las que la salud y el bienestar de los individuos estaba en manos de astrólogos. Personas de gran sabiduría que conocían a la perfección lo que pasaba en el cosmos, y como este influía sobre la tierra, y por lo tanto sobre nosotros. Se cree que todo acontecer es debido a la combinación de tres fuerzas, positiva, negativa y conciliadora, (tienen también otros nombres, pero he elegido estos). Y a la hora de concebir una nueva vida actúan las tres. Positiva o activa como masculina. Negativa o pasiva como femenina. Y conciliadora como la tercera fuerza que viene del cosmos. De este modo cobra sentido que nuestras vidas estén regidas por una fuerza astral.
Dichos Astrólogos no solo se limitaban a la contemplación del cosmos, sino que hacían de médicos dentro de los clanes, de manera que cuando alguien requería de sus sabios consejos, estos no se limitaban a un par de pautas que restablecieran su salud. Si no que hacían un riguroso estudio de situación, observando cómo vivía esa persona acorde a sí mismo, a sus propias facultades. Acorde a su núcleo social. Según que horarios establecía sus sueños, vigilias, comidas… y también si se mantenía dentro de los designios cósmicos del momento… Con el tiempo, el conocimiento de aquellos sabios Astrólogos se fue perdiendo, hasta que prácticamente desapareció dicho saber. Y más tarde aparecieron Astrólogos de nueva promoción que no llegaron a comprender bien aquel conocimiento, de modo que fueron sustituyendo esas pautas de conducta, por simple charlatanería.
Este es sencillamente un ejemplo que me ha desviado en parte del tema a tratar. Sin embargo es un reflejo del conocimiento que el hombre tenía y que se ha ido perdiendo. Pero no es el único caso, ya que en muchas culturas antiguas, las personas encargadas de velar por la salud, suelen tener un conocimiento del entorno, de la naturaleza, de las costumbres y del cosmos que difícilmente podemos encontrar hoy en día. Aunque se encuentra, si lo buscas, lo encuentras… algo queda.
En aquellos tiempos, cuando alguien enfermaba y recurría al sabio correspondiente, asumía que el papel protagonista para recobrar la salud lo tenía uno mismo. Sin embargo unos sabios consejos siempre hacen las cosas más fáciles, por lo que seguían al pie de la letra todas las indicaciones que les eran transmitidas. Y siguiendo tales consejos, con fe y esperanza, la salud volvía. Y no para vivir treinta, cuarenta o quizás hasta cincuenta años, sino para vivir muchos años con plenitud de facultades. Este es un dato que a día de hoy nos cuesta creer. Pero sí, antiguamente se vivían muchos años… (La media de vida, o la esperanza de vida, no es un dato muy transparente en este asunto).
Vivir con salud puede ser por una parte estar libre de enfermedades, pero también puede ser vivir sin verse limitado por ninguna enfermedad. Y cuidar y mantener la salud no es tomar una pastilla como prevención. Es un estilo de vida, que en palabras de Buda puede resumirse de manera muy sencilla; “La virtud esta en el camino del medio” No dormir mucho, pero tampoco poco. No comer demasiado, ni muy escasamente… Es cuidar cada aspecto y cada instante del día, y hacerlo de manera moderada, y si puede convertirse en una experiencia gozosa, mejor.
Y no podemos eximirnos de la responsabilidad de permanecer sanos, o de recobrar la salud. Que hay muchas propuestas y muy variadas en nuestra cultura que nos pueden ayudar… desde luego que sí. Pero que nadie, ningún médico, doctor, curandero, Chaman, nos va a curar, ni nos tiene que curar. Eso es algo que depende de nosotros. Aunque los mecanismos biológicos que tenemos en nuestro interior pueden llegar a sorprendernos, pero consciente o inconscientemente es nuestro deber.

sábado, 16 de junio de 2012

ASHYATA SHEYIMASH

Fe, Amor, Esperanza 
La Fe de la conciencia es libertad.
La Fe del sentimiento es debilidad.
La Fe del cuerpo es estupidez.

El Amor de la conciencia llama a lo mismo en respuesta.
El Amor del sentimiento llama a lo contrario.
El Amor del cuerpo sólo depende del tipo y de la polaridad.

La Esperanza de la conciencia es fortaleza.
La Esperanza del sentimiento es esclavitud.
La Esperanza del cuerpo es enfermedad.

Tendencias para la realización del ser:
Primera: lograr, en el transcurso de la vida, todo lo que es satisfactorio y realmente indispensable para su cuerpo.
Segunda: tener en si mismo constantemente una necesidad instintiva inextinguible de perfeccionamiento en el sentido del Ser.
Tercera: esforzarse conscientemente por conocer siempre más a fondo las leyes de la creación del mundo y de la existencia del mundo.
Cuarta: pagar desde el comienzo y cuanto antes por su llegada al mundo y por su individualidad, a fin de ser libre, luego, para aliviar en toda la medida de lo posible, la aflicción de Nuestro Padre Común.
Quinta: siempre ayudar a sus semejantes, así como a los seres de otras formas, con miras a su perfeccionamiento acelerado hasta el grado de autoindividualidad.

Capitulo 27, Relatos de Belcebú a su nieto.
G.I. Gurdjieff